martes, 28 de abril de 2009

VENEZUELA. Afirman que Chirly Campero no parecía tener impulsos suicidas


Buscan a pastor que visitó a familia de militares un día antes del envenenamiento

Los vecinos de las residencias Pedro Camejo, en Fuerte Tiuna, en donde murieron envenenados dos sargentos del Ejército con sus esposas y los tres hijos de una de las parejas, no han superado el asombro por lo ocurrido. Y es que muchos de ellos conocían a Chirly Campero Vielma, quien según las primeras investigaciones habría sido la autora del envenenamiento, y nunca la vieron como alguien con intenciones suicidas.

Los vecinos, que pidieron no ser identificados, aseguran que ella se había vinculado mucho con su comunidad y las actividades que allí se hacían; más aun, siempre la vieron como una madre dedicada a sus hijos.

De hecho, aunque en un primer momento se dijo que ella tenía problemas de sobrepeso, lo cierto es que era una persona delgada que además vendía productos de una conocida marca para perder peso.

Otro de los aspectos que llama la atención de los allegados al sargento mayor Jorge Enrique Espínola (28) y su esposa Rosmeri del Valle Ojeda de Espínola (26), quienes murieron en la residencia de Campero y su esposo, es que ellos no solían dejar solos a sus pequeños sin advertirle a algún allegado que les diera una vuelta.

Y de hecho los Espínola fueron encontrados en ropa de casa; Rosmeri tenía apenas short y franela, lo que evidencia que habían subido a casa de sus vecinos apenas un momento. Además la niña de cuatro años, hija de la pareja, relató que sus papás los acostaron a dormir y les dieron las buenas noches.

La policía investiga una supuesta cena en la casa del sargento primero Jesús Rafael Cabrera Malavé y su esposa Chirly la noche del martes anterior al día cuando se estima que ocurrieron las muertes.

A la cena en el apartamento A-38 habría asistido un pastor, pues tanto Campero como su esposo y los Espínola profesaban la fe cristiana.

Los detectives intentan establecer quién fue el pastor que los visitó y de qué conversaron.

Según el relato de algunos de los vecinos, Campero no parecía tener problemas que ellos supieran, y además en los últimos tiempos le estaba yendo bien con sus ventas.

Los allegados se preguntan por qué en estas condiciones, o bajo qué influencia, Chirly Campero podría haber tomado la decisión de matar a su familia y a sus vecinos.

Incluso les llama la atención que algunos residentes de la torre A de las residencias recuerdan haber escuchado la noche de las muertes a personas que bajaban y subían por las escaleras del edificio.

La escena y el veneno Tras las pruebas toxicológicas e histológicas realizadas a las víctimas, la policía confirmó que el veneno utilizado fue un insecticida de uso agrario que habría sido disuelto en una merengada cuyos restos fueron hallados en una licuadora en casa de Campero.

Sus hijos de doce, cinco y tres años fueron encontrados muertos en sus habitaciones. Los dos varones estaban boca abajo en una litera y la pequeña en su cama. Las dos parejas de adultos estaban en la sala de la casa.

La supuesta responsabilidad de Campero se debe a una nota escrita al parecer por ella y encontrada en un cuaderno en la que le pide a Dios: en "esta nueva etapa de mi vida, estar victoriosa en tu máximo poder".

Los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas que manejan el caso siguen realizando entrevistas para determinar qué ocurría en ambas familias, incluso hablarían con el director de la División de Inteligencia del Ejército, pues uno de los sargentos era su asistente.


Ldavila@Eluniversal.Com / Laura Dávila Truelo
EL UNIVERSAL

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